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Infancias trans: cómo acompañar desde el amor y la escucha

Hablar de infancias trans es hablar de realidad, de identidad y de derechos. Las infancias trans son niñas, niños y niñes cuya identidad de género no se corresponde con el sexo que se les asignó al nacer. Es decir, una persona puede haber sido asignada como “niño” al nacer, pero identificarse como niña, o no identificarse con ninguna de esas categorías binarias. Esta vivencia no es un capricho, una fase o un juego: es una expresión legítima de la identidad de género.

Diversas investigaciones —como las realizadas por el equipo de Kristina Olson, en la Universidad de Washington— han demostrado que la identidad de género de les niñes trans es tan firme y consistente como la de sus pares cisgénero (es decir, aquellas personas cuya identidad de género sí coincide con su sexo asignado al nacer).

Acompañar a las infancias trans con respeto y escucha activa puede marcar la diferencia entre una vida llena de miedo o una vida llena de confianza.

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¿Por qué es crucial el acompañamiento desde el entorno?

El acompañamiento familiar y social es uno de los factores protectores más importantes para el bienestar emocional y mental de las infancias trans. Un estudio publicado en Pediatrics (2016) concluyó que les niñes trans que reciben apoyo familiar muestran niveles de ansiedad y depresión similares a los de les niñes cisgénero.

Por el contrario, el rechazo familiar o social está fuertemente vinculado con mayores tasas de ansiedad, depresión, ideación suicida y abandono escolar. Por eso, acompañar desde el amor y la escucha no solo es una elección ética, sino también una forma concreta de proteger su salud y su futuro.

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Cómo acompañar a las infancias trans de forma amorosa y respetuosa

1. Escucha activa, sin juicios

El primer paso para acompañar a una infancia trans es la escucha real. Si una criatura expresa de forma clara su identidad, lo más importante es creerle. No hace falta entenderlo todo para respetar. A menudo, el deseo de comprender puede volverse una barrera si se antepone al amor.

Escuchar implica dar espacio, validar sus palabras y permitir que se expresen sin miedo al rechazo o la corrección.

2. Acompañar sin presionar

Cada proceso de identidad es único. Algunas infancias trans desean hacer una transición social completa (cambiar su nombre, pronombres, apariencia); otras no. Algunas pueden tardar años en verbalizar lo que sienten, y otras lo tienen claro desde muy pequeñas. No hay un “modo correcto” de ser trans, ni acciones necesarias para serlo, cada transición social y física es única y debe ser respetada. El rol del adulto es acompañar el ritmo del menor, no empujarlo ni frenarlo.

3. Usar el nombre y los pronombres correctos

Nombrar correctamente a una persona trans es una forma de respeto y validación. En el caso de les niñes, esto puede implicar un nuevo nombre o pronombres (ella, él, elle). Aunque pueda parecer un cambio pequeño, tiene un impacto inmenso en su autoestima y bienestar.

4. Educarse constantemente

No se espera que madres, padres o docentes lo sepan todo. Pero sí es fundamental tener una actitud abierta al aprendizaje. Hay muchos recursos escritos por personas trans adultas, psicólogos especializados en diversidad de género, y organizaciones que trabajan con infancias trans. Algunas referencias valiosas incluyen la Fundación Daniela o Chrysallis (Asociación de Familias de Infancia y Juventud Trans).

Importante visibilizar a las personas trans no binaries porque son aún menos comprendides por no entrar en esa cajita cis aceptada o entendida mejor por la sociedad.

5. Preparar al entorno escolar y social

Es esencial hablar con el colegio, entrenadores o espacios recreativos para garantizar que la infancia trans se sienta segura y respetada. Esto puede incluir ajustes en baños, uniforme, listas de clase y formación para docentes.

Según la UNESCO, un entorno escolar inclusivo mejora los resultados académicos y reduce significativamente el acoso escolar.

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Mitos frecuentes sobre las infancias trans

“Es solo una fase”

Aunque en algunos casos la identidad puede cambiar con el tiempo, eso no invalida las vivencias actuales. Además, incluso si un menor cambiara de identificación más adelante, haber sido respetado no le habrá hecho daño. Lo que sí daña profundamente es el rechazo o la invalidez constante.

“Son demasiado pequeños para saber”

La identidad de género se construye desde muy temprana edad. La mayoría de les niñes saben quiénes son desde los 3 a 5 años, aunque no siempre puedan ponerle palabras. No se trata de orientación sexual ni de decisiones médicas: se trata de cómo se sienten respecto a sí mismes.

“Aceptar les confunde más”

Todo lo contrario. La aceptación y el acompañamiento dan claridad, seguridad y confianza. El mensaje que recibe la infancia trans cuando se la respeta es: “puedes ser tú misme, y está bien”.

Recursos y redes de apoyo

Diccionario del género, colectivo lgtbiqa+

Amor radical como respuesta

Acompañar a las infancias trans no requiere conocimientos técnicos, sino humanidad y comprensión. La clave está en escuchar con atención, validar sin condiciones y sostener con amor. Cuando un entorno es seguro, afectivo y respetuoso, una infancia trans puede crecer feliz, saludable y con orgullo de ser quien es.

*Ayer vi la película «La mitad de Ana» y aún me tiene dando vueltas a la cabeza, maternar es complicadísimo, os lo digo por pura experiencia, pero en la película se muestra el plus añadido al que te enfrentas cuando nuestra criatura no es entendide y tampoco puede entenderse, la transición de ese ser hermoso que solo quiere existir y el durísimo proceso de una madre en una situación precaria, económica o/y emocional, como la de la mayoría de madres que maternamos solas.

Las infancias trans existen. Lo que necesitan es que les veamos, les escuchemos y les celebremos, como merecen.

Como siempre digo: «No necesitas entenderlo pero debes respetarlo»

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