La culpa en las víctimas de violencia de género: un peso invisible
Una de las consecuencias más silenciadas y persistentes que deja la violencia de género no son solo las heridas físicas sino el sentimiento profundo de culpa y vergüenza que muchas víctimas experimentan. Esta carga emocional no surge por casualidad: está profundamente enraizada en los patrones culturales, psicológicos y sociales que rodean el abuso. Entender cómo y por qué se origina la culpa en las víctimas de violencia de género es fundamental para acompañarlas en su proceso de sanación y construir entornos seguros donde no se juzgue, sino que se escuche y se crea.

¿Por qué las víctimas se sienten culpables?
Aunque parezca contradictorio, es muy común que las víctimas asuman responsabilidades que no les corresponden. Esto ocurre incluso cuando la violencia es evidente. Las razones de este fenómeno son múltiples y complejas.
El ciclo de la violencia y la manipulación emocional
El ciclo de la violencia descrito por la psicóloga Lenore E. Walker en 1979 identifica tres fases: acumulación de tensión, episodio violento y reconciliación. En esta última etapa, el agresor suele mostrar remordimiento y promesas de cambio, lo que genera confusión emocional en la víctima.
Durante la fase de reconciliación, el agresor puede culpar a la víctima por haberlo provocado: “Es que me sacaste de quicio”, “Si no me hubieras contestado así, no habría pasado esto”, “Todo lo que te hago es porque me lo permites”. Estos mensajes, repetidos durante semanas, meses o años, hacen que la víctima interiorice la idea de que la violencia es consecuencia de su comportamiento.
📚 Referencia: Walker, L.E. (1979). The Battered Woman. New York: Harper & Row.
El mandato de la buena pareja
La cultura patriarcal impone a las mujeres el rol de cuidadoras emocionales y salvadoras de las relaciones. Frases como “una mujer inteligente sabe cómo llevar su hogar” o “no debes rendirte tan fácil en una relación” refuerzan la idea de que es su responsabilidad mantener la estabilidad, aunque implique soportar maltrato.
Este contexto hace que muchas mujeres sientan vergüenza de haber “fallado” como pareja, madre o esposa, y oculten la violencia por miedo al juicio social.
Déjeme decirte que la única persona culpable es aquella que ejerce la violencia contra su pareja y el único que debe sentirse profundamente avergonzado y fracasado es él.
La revictimización institucional y social
Cuando una víctima se atreve a denunciar, no siempre encuentra comprensión. En ocasiones, la policía, los servicios sociales o incluso personas cercanas reproducen discursos como: “¿Y por qué no te fuiste antes?”, “¿Estás segura de que fue tan grave?”, o “Algo habrás hecho tú también”.
Este tipo de respuestas aumentan la culpa en las víctimas de violencia de género y pueden generar retraimiento, desconfianza o abandono del proceso legal.
📚 Referencia: Echeburúa, E., & Fernández-Montalvo, J. (2009). Trauma psicológico: consecuencias y recuperación. Madrid: Pirámide.

Consecuencias de la culpa en las víctimas de violencia de género
La culpa no solo bloquea la salida de una relación abusiva, sino que también deja secuelas emocionales profundas.
Deterioro de la autoestima
Cuando una persona cree que “merece” lo que le pasa o que no hizo lo suficiente para evitarlo, su autoestima se ve gravemente dañada. Esto puede derivar en trastornos como ansiedad, depresión o trastorno de estrés postraumático (TEPT).
📚 Referencia: American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (5th ed.).
Aislamiento social
El sentimiento de culpa lleva a muchas víctimas a aislarse, por vergüenza, por miedo al juicio o por creer que no serán comprendidas. El aislamiento, a su vez, refuerza el control del agresor y dificulta la búsqueda de ayuda.
Dificultad para iniciar procesos judiciales o terapéuticos
Cuando la víctima se siente culpable, puede minimizar el abuso, justificar al agresor o abandonar procesos de denuncia o atención psicológica, creyendo que no “tiene derecho” a ser protegida o que está exagerando.

¿Cómo se trabaja la culpa en las víctimas?
La recuperación emocional requiere tiempo, acompañamiento profesional y un entorno libre de juicios.
Terapia psicológica especializada en violencia de género
Una intervención basada en el enfoque de género y trauma permite desactivar los discursos internos que sostienen la culpa, validar la experiencia vivida y reconstruir la autoestima.
📚 Referencia: Herman, J.L. (1992). Trauma and Recovery. New York: Basic Books.
Redes de apoyo
Contar con amistades, familiares o grupos de apoyo que no culpabilicen, escuchen y respeten los tiempos de la víctima es clave para su recuperación.
Reeducación del entorno
Es importante sensibilizar a la sociedad para evitar comentarios que refuercen la culpa en las víctimas de violencia de género. Desde campañas institucionales hasta formación para profesionales, cada gesto cuenta.
Qué NO decirle a una víctima
Evita frases como:
- “¿Y por qué seguiste con él?”
- “Seguro fue un malentendido”
- “Yo que tú no lo contaría”
- “Pero si parecía una buena persona”
En su lugar, di:
- “Te creo”
- “No fue tu culpa”
- “Estoy aquí para lo que necesites”
- “Tú no provocaste nada, hiciste lo mejor que pudiste para sobrevivir”
La culpa en las víctimas de violencia de género no nace en ellas: es sembrada por los agresores, abonada por el entorno y sostenida por una sociedad que aún no sabe mirar el dolor sin juzgar. El reto es colectivo. No se trata solo de escuchar, sino de aprender a acompañar. No se trata solo de identificar al agresor, sino de erradicar los discursos que perpetúan el silencio. Solo así podremos construir relaciones libres de miedo y culpas impuestas.
NO ES CULPA TUYA, EL ÚNICO CULPABLE ES EL AGRESOR
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